Monday, January 31, 2011

Recolección de árboles del campo - Spanish


Recolección de árboles del campo - Spanish


Este artículo se escribió originalmente en alemán hacia 1995, y posteriormente, una versión inglesa. A finales de los años 90 se publicó en Bonsai Today nº 74, 75 y 76. Un par de años después se publicó en la web más informativa bonsai4me, donde aún está disponible.

Recolección de árboles del campo

Por Walter Pall

Traducción: Pedro Herrera


El autor con un viejo junípero recolectado


La ética de la recolección de árboles del campo

Hay posiciones opuestas sobre este asunto. Tanto los que defienden esta actividad como los que se oponen a ella tienen sus razones para adoptar una posición u otra, razones que analizaremos.

¿Por qué obtener del campo material para bonsái si es algo que no es muy atractivo, y además, aparenta ser una tarea muy laboriosa?.

Los que están a favor de ello tienen varios motivos en la defensa de su posición:
· Muchas especies autóctonas, a menudo, las mejores para la formación de bonsáis, son muy difíciles o imposibles de encontrar en viveros.
· En los viveros, los árboles son cultivados para crecer lo más rápidamente posible y generar dinero. Esto significa que, en muchos casos, no tendrán la calidad deseable para bonsái.
· Los árboles procedentes de semilla o esquejes necesitan décadas para alcanzar una calidad similar a la de los de árboles recolectados de la naturaleza. Incluso entonces, hay una enorme diferencia de calidad.
· El carácter de un árbol únicamente se desarrolla con la edad. Un árbol recolectado expresa la lucha por la supervivencia por medio de su aspecto y corteza. Es muy difícil que esto se consiga con plantones de vivero.
· Los árboles recolectados tienen una historia única, escrita expresamente para cada uno de ellos, haciéndolos más interesantes y deseables.
· La recolección de árboles de la naturaleza puede resultar divertida y algunos podrían incluso llegar a considerarlo un deporte.

¿Por qué no se deberían recolectar estos árboles?

Los que se oponen a esta actividad también se apoyan en buenas razones:
· En la mayoría de los casos, los árboles no sobrevivirán al procedimiento.
· Incluso aunque se dispusiera de permiso, es una licencia para matar si no sabes exactamente lo que haces.
· Con independencia del hecho de que los árboles nunca sean recolectados en reservas o parques naturales, siempre proceden de un hábitat biológico específico.
· Los árboles recolectados a menudo necesitan años para reestablecerse, antes de que pueda comenzar el verdadero diseño.
· Para los que no son expertos, muchos árboles recolectados del monte tienen demasiado carácter. Es bastante posible que no sepan cómo aprovechar su potencial.

Por supuesto, en todos los países civilizados está prohibido entrar en cualquier finca y recolectar árboles. Siempre hay un dueño, aunque sea el estado.

Por esa razón, es esencial conseguir permiso para la recolección de plantas. Lo mejor es estudiar de antemano dónde y qué es lo que quieres recolectar. Generalmente es posible obtener permiso, excepto para árboles de reservas o parques naturales. Si le explicas al guarda forestal o agricultor, que estás buscando árboles muy pequeños, de poca calidad y que después, eliminarás todos los rastros y taparás los hoyos, por lo general puedes contar con una respuesta favorable. A menudo, incluso ellos pueden decirte donde deberías comenzar a mirar.

También pueden pensar que estás loco, pero es algo que tendrás que asumir.

Lo mejor es conseguir permiso por escrito para evitar las dificultades que puedan surgir más adelante. Muchas áreas buenas pertenecen a agricultores que tienen una relación habitual con árboles, lo que a menudo incluye ocuparse de ellos. A veces es suficiente una pequeña compensación acompañada de la promesa de que se taparán los hoyos.

Desde luego, también puedes encontrar a gente que piense que se puede conseguir una fortuna del bonsái. Por esa razón, es mejor decir que estás buscando ejemplares para tu jardín. Es una pequeña mentira que no hace daño a nadie.

El recolector de bonsáis puede enfrentarse a peligros durante la época de caza, generalmente en otoño, por lo que hay que tener especial cuidado durante esta época.

Alguien que no tenga mucha experiencia con árboles y no sepa con certeza cómo hacerlo, ni si es capaz de mantener un árbol recuperado vivo, no debería intentarlo siquiera, aún teniendo el obligatorio permiso.

Una exigencia esencial para esta actividad, además de un permiso, es tener amplio conocimiento y experiencia, al menos en jardinería.

Cualquiera que no conozca al árbol y sus necesidades es mejor que se abstenga. Aunque el término técnico pueda ser "material para bonsái", el aficionado al bonsái nunca debería olvidar que un árbol es un ser vivo que debe ser tratado adecuadamente.


La base de este junípero en las Montañas Rocosas tiene una anchura superior a 30 cm. Tiene posiblemente más de 500 años, pero, a pesar de ello, se puede recolectar porque se encuentra en una grieta llena de humus.

Muchas veces el recolector experto encuentra un árbol que es bueno en sí mismo, pero sabe que después de la recolección no habrá muchas posibilidades de supervivencia. Esto es una situación muy común puesto que el mejor material para bonsái por lo general se encuentra en sitios donde las condiciones para la supervivencia son muy duras y por tanto los árboles están débiles y muy castigados por la naturaleza, a menudo con raíces que están muy ramificadas y al descubierto.

Esto significa que no encontrarás un cepellón compacto y que la mayoría de las raíces se romperán y se perderán en el proceso de recolección. La mejor regla es la siguiente: en caso de la duda, dejar el árbol donde está.

Lógicamente, no importa lo bueno que pueda ser el árbol, no lo extraigas si la época no es la adecuada. La mayoría de los árboles que se encuentran por casualidad y se recolectan durante las vacaciones no tienen posibilidad de sobrevivir.

Si encuentras varios árboles apropiados, pero no estás seguro de que sobrevivan, es mejor coger sólo uno para adquirir experiencia y ser capaz de recolectar los otros más adelante.

Se pueden encontrar sitios donde, al recolectar los árboles que crecen allí, les estás salvando de una muerte segura. Tal sería el caso por ejemplo, de aquellos lugares donde se han construido o ensanchado pistas o caminos forestales, remontes de esquí, o bajo telesillas o cables de alta tensión bajo los cuales se destruye regularmente cualquier tipo de nueva vegetación.

Como habrás leído, aunque no tenga que ver directamente con el bonsái, existen organizaciones dedicadas específicamente a salvar árboles.

También pueden encontrarse en tierras de pastos donde se eliminan árboles con regularidad, o en graveras y canteras que van a ser ampliadas.

Por lo tanto, estos son sitios donde puedes recolectar árboles, que están prácticamente condenados, sin sentimiento de culpa.

El objetivo principal de quien pretenda recolectar un árbol debe ser mantenerlo vivo. La probabilidad de supervivencia del árbol depende de los siguientes factores:
· La experiencia del aficionado
· El tipo de árbol
· Las condiciones especiales del lugar
· La preparación del árbol
· Las herramientas utilizadas
· La época del año
· La cantidad de lluvia en el lugar donde va ser recolectado (tiene que haber llovido en días anteriores)
· La diferencia climática entre el lugar donde fue encontrado y la ubicación donde será colocado (a mayor cambio, más peligro para el árbol)
· Los cuidados posteriores a la recolección

Herramientas para recolección de árboles


El aficionado serio tiene las herramientas apropiadas. Se necesita una pala fuerte y afilada, podadora de brazos largos, tijeras de poda, un pico fuerte y una sierra plegable. A veces se necesita equipo más pesado como una polea o una motosierra.

Para árboles que se encuentren sobre rocas grandes o en paredones de roca, se necesita equipo de escalada. También puede ser muy útil una cuerda de al menos de 25m. Los árboles pueden ser bajados con ella y también puede resguardar la propia seguridad mientras se trabaja en terreno peligroso. Además, se necesitará una gran cantidad de trapos húmedos para envolver el cepellón, así como bolsas de plástico grandes.

Para viajes largos, a menudo será indispensable una mochila con marco de aluminio en el que se puedan meter árboles más grandes. Hay aparatos especiales diseñados para cazadores permitiéndoles transportar una gran cantidad de caza sobre terreno difícil. Obviamente, también pueden usarse para árboles grandes. Una mochila grande servirá para llevar la mayoría de las herramientas, pero por lo general será demasiado pequeña para un árbol.

Resultan importantes para el que emprende esta tarea, y quizás, también para el árbol, levar varias botellas o un recipiente grande de agua. Resulta una buena idea llevarse una cámara de fotos.

Los recolectores a menudo viajan por áreas poco frecuentadas por otras personas. Un pequeño accidente que generalmente no es muy serio puede convertirse en tragedia.

Por esa razón, siempre se debería llevar un botiquín de primeros auxilios. Llévate un teléfono móvil con números de emergencia. Si estás acompañado, siempre es aconsejable que los demás también lleven un teléfono móvil o walkie-talkies.

Al ver la lista de herramientas, es comprensible que algunas personas busquen primero una carretera para el coche y luego un árbol apropiado. Pero aún no hay que desanimarse.

La experiencia está en el hallazgo, no en la búsqueda.


Quien se adentre en las montañas en busca de árboles "ya hechos" para usarlos enseguida como bonsái se va a llevar una gran decepción. Con muy pocas excepciones, no hay ningún árbol en el campo que pueda ser trasplantado directamente a una maceta y clasificarlo como bonsái. La mayoría de las veces, puede encontrarse buena materia prima, es decir, material con formas más o menos interesantes que proporcionan puntos de partida para el aficionado experto. Verdaderamente, los árboles más problemáticos y complicados son muy a menudo los mejores. Por eso, sólo un aficionado con los suficientes años de experiencia será capaz de encontrar realmente gran material, porque será capaz de ver "in situ" la forma básica y sabrá decidir si el árbol se puede utilizar o no.

La experiencia está en el hallazgo, no en la búsqueda. Esto significa que no hay mucha probabilidad de éxito si uno va a buscar con la firme expectativa de encontrar un pino pre-bonsái que sería ideal para la forma "vertical formal", sin fijarse en todos los árboles caducos e incluso pinos que podrían prestarse perfectamente a ser diseñados en otras formas.

Hay algunas personas que entran al bosque a buscar setas y siempre encuentran más que el resto del grupo. Hay pescadores que siempre capturan más pescado que todos sus compañeros. Hay aficionados al bonsái que encuentran muchos más árboles buenos que un grupo entero.

¿Qué tienen estas personas en común?. Conocen algún secreto o incluso varios de los que poseen los demás, pero la probabilidad de tener estas personas como instructores son escasas.

¿Entonces cómo puedes descubrir uno de estos secretos?. Claramente, cada uno pensará que el secreto está en saber el lugar correcto. No es así, el secreto está en el reconocimiento de las directrices que funcionan, como se indica a continuación:

El aficionado al bonsái va caminando por el campo y en algún momento encuentra un árbol que reúne todas las condiciones para ser buen bonsái. Se ha encontrado un lugar apropiado; donde hay uno, habrá otros cerca.

No es una cuestión de conocer especialmente un buen lugar, sino de encontrar cada vez un lugar así, incluso en zonas donde nunca has estado antes. Si vas buscando en otro lugar y por casualidad encuentras otro pre-bonsái... bien, puedes comenzar a sacar conclusiones.

¿Qué tienen ambos lugares en común?. ¿Cuál es el motivo para que los árboles estén tan pequeños en ambos lugares?.

Si, por ejemplo, en ambos casos es un lugar próximo a una zona de pastos silvestres, donde en invierno los ciervos ramonean los brotes de pequeñas hayas, has encontrado una pista. Se deduce que tendrás mayores posibilidades de éxito si vas a lugares donde haya pastos para el ganado.

Quien repetidamente disfruta este tipo de éxito reconoce que hay toda una serie de pistas como ésta que restringe la búsqueda. Adquiere más conocimiento sobre los árboles, dialoga con ellos, entiéndelos mejor y encontrarás cada vez más ejemplares adecuados para trabajarlos y que se conviertan en bonsáis.

¿Dónde puedes buscar rápidamente?

Comienza en un lugar donde tengas un permiso para recolectar árboles o al menos, donde exista la posibilidad de obtenerlo. No tiene sentido buscar el mejor pre-bonsái en reservas naturales si la recolección no está permitida allí.

¿Dónde están las mejores posibilidades?


Generalmente en zonas que se consideran extremas. Es decir, lugares que ofrecen un mínimo de especies necesario para mantener la vida, el límite. Si un árbol se encuentra en un lugar donde hay poca disposición de mantenerlo vivo, pero demasiadas para causarle la muerte, permanecerá pequeño, crecerá en forma compacta y desarrollará un forma interesante. Un lugar que pueda llamarse extremo a menudo dependerá de la especie. Un pino continúa creciendo fuerte prácticamente en arena pura, mientras que el mismo suelo causa grandes dificultades a un haya.


En consecuencia, un haya que accidentalmente crezca en un suelo de arena pura puede ser muy buen material inicial. Para el pino, se necesita que falten más condiciones, como por ejemplo, un lugar muy expuesto en una pendiente muy inclinada en la grieta de una roca.

Las zonas elevadas generalmente ofrecen más posibilidades de éxito. Pero hay un gran número de pedregales, canteras, terraplenes, ciénagas, declives con laderas escarpadas, lechos de arroyos que se vuelven torrentes en primavera, terreno rocoso, grandes rocas cubiertas con plantas y las regiones costeras, es decir, casi cualquier lugar que el agricultor llama "improductivo".

El problema principal es que los árboles recuperados de estas áreas tienen la gran desventaja de estar muy débiles. En consecuencia, la probabilidad de supervivencia es muy baja desde el principio.

Para la supervivencia de un árbol recolectado, los lugares que son mucho más favorables, son los que actualmente son buenos para el crecimiento de las especies, pero donde, debido a causas ambientales que ocurrieron una sola vez o a lo largo de muchos años, los árboles no pueden desarrollarse de forma normal. Este puede ser el caso de los bordes de caminos donde la vegetación se corta con regularidad, pastos donde los animales se comen los brotes y ramas o donde incluso se rompen los troncos de pequeños árboles o el agricultor desbroza la vegetación, bordes de bosques donde el ciervo ramonea los nuevos brote en primavera y el crecimiento se renueva en invierno, pendientes abandonadas por avalanchas donde los daños se sufren periódicamente, pero sin que los árboles mueran finalmente, áreas de instrucción militar donde los árboles se rompen constantemente, pero sin llegar a morir.

Todos estos lugares, con la excepción de las laderas de avalancha, tienen varias ventajas. En la mayoría de los casos es posible obtener permiso para recolectar, ya que resulta ético recolectar un árbol que si no se recolecta no sólo sufriría, sino que incluso sería poco probable que sobreviviera. Puesto que los árboles están creciendo en buen suelo y son relativamente jóvenes, tendrán un cepellón saludable y amplio que es muy útil para su supervivencia después de ser recolectados.

Los aficionados inexpertos generalmente piensan que la mayoría de los buenos árboles se encuentran en zonas muy apartadas e intactas. Están completamente equivocados. El hombre, con sus máquinas y animales, es el mejor productor de materia prima para bonsái. Los mejores árboles se encuentran especialmente a largo de las carreteras o incluso en ciudades. Se pueden encontrar ejemplares fantásticos en lugares donde durante décadas se han podado setos, donde alguien ha podado los árboles del jardín, donde hace muchos años el ganado atraviesa el matorral, ramoneándolo, donde alguien durante varias décadas ha mantenido pequeños árboles en macetas o en un cementerio donde un arbusto se mantuvo reducido. Lógicamente, no siempre se puede obtener permiso para sacar el árbol, pero no se pierde nada por preguntar.

El mejor momento para buscar árboles es cuando no es posible recolectarlos debido a la época del año, puesto que no estarás tentado de llevarte el primero que encuentres. Mientras que para que el árbol sea recolectado con alguna esperanza de éxito sólo tienes un corto periodo en otoño y unas semanas en primavera, por el contrario, tienes mucho tiempo para hacer una selección.

Evaluar el árbol

Un ejemplar del campo con potencial de bonsái tiene poco valor si no puedes estar seguro, antes de extraerlo, de que vaya a sobrevivir. Para ser capaz de determinar eso, es necesario examinar las raíces. También, tienes que conocer el tipo de árbol que es y cuál será su posible reacción. Las raíces deben ser lo más compactas posible de tal manera que se pueda desenterrar un denso cepellón. Desafortunadamente, muchas veces este no es el caso.

Además, antes de sacar el árbol del suelo, deberías comprobar que realmente tenga posibilidades de convertirse en un bonsái atractivo cuando se diseñe. Los elementos claves son: raíces superficiales gruesas, nebari y área inferior del tronco. Si ahora estas partes no son atractivas, probablemente nunca lo serán. Por lo general, cualquier otra cosa se puede arreglar de alguna manera.

¿Tiene el tronco el grosor correcto para la altura definitiva diseñada para el árbol en concordancia a la posición de las ramas?. Si el tronco es demasiado delgado, es mejor dejarlo donde está. Quizás la copa pueda ser podada de modo que pueda recuperarse con los años.

¿Tiene el tronco movimiento aprovechable y aspecto de vejez?. ¿Tiene el árbol ramas inferiores vivas con las que puedas formar un nuevo ápice si fuera necesario?.


Un viejo junípero de más de 500 años recolectado en las Montañas Rocosas por el autor, y el mismo árbol fotografiado con Walter, 8 años después de su recolección.

Hay muchos árboles muertos junto a otros vivos en áreas donde las condiciones de crecimiento son extremas. Si sales a buscar material en primavera u otoño, especialmente con árboles caducos, puede suceder que sea imposible decir a primera vista si tienes un árbol muerto o un ejemplar vivo. La respuesta a esto debería ser clara mirando los brotes, pero, en caso de duda, tendrías una respuesta arañando un poco la corteza con una uña y verificando que el árbol esté verde.

Los árboles arraigados en grietas o en rocas planas generalmente han creado un cepellón muy compacto y, en muchos casos, debido a la carencia de nutrientes y agua, se han convertido en formas interesantes. Muy a menudo, estos árboles pueden ser recolectados inmediatamente con cepellones compactos. Si tienes mucha suerte y el árbol se deja extraer fácilmente, puedes arriesgarte a recolectarlo fuera de la época habitual.

Otros lugares que producen cepellones compactos son las zonas húmedas. Estas áreas no están necesariamente encharcadas durante todo el año ni en toda su superficie. Se crean en suelos pantanosos pequeñas islas con capas muy finas que pueden llegar a secarse bastante en verano. En estas áreas de Europa central, así como en Escandinavia y Siberia, se encuentran pinos silvestres (P. sylvestris), pinos de montaña suizos (P. mugo montana) y abedul (Betula pubescens). Estos árboles sólo pueden crecer durante un breve período, durante las semanas en las que el subsuelo está aireado y bastante seco. Por esta razón, a menudo crecen con muy poco desarrollo en altura y generalmente tienen una corteza con mucho carácter. Estos árboles tienen cepellones compactos y pueden sacarse del suelo con una pala afilada sin perder muchas raíces y con alta probabilidad de supervivencia.

Todo lo contrario ocurre con árboles que crecen en arena o grava. Atraen la atención debido a su belleza, pero, en general, son muy difíciles de recolectar. A menudo las raíces del pequeño árbol penetran muchos metros bajo el suelo buscando alimento y no es posible sacarlos sin destruir la mayor parte de las indispensables raíces finas. En estos casos, ni siquiera se te ocurra llevarte el árbol, ni como prueba. Es mucho más sensato optar por mejorar el cepellón y comprimir la ramificación allí mismo, in situ.

El cepellón se puede mejorar cavando una zanja profunda alrededor del árbol. Para hacer esto, usa una pala afilada ya que las áreas con cortes limpios estimulan el nuevo crecimiento de raíces finas. Si el suelo es muy pedregoso, la zanja se puede cavar también con una piqueta grande. Es importante mantener el cepellón intacto y de un tamaño suficiente para que el árbol pueda continuar viviendo sin problemas. La poda de las raíces permite la creación de muchas raíces nuevas y, en particular, el crecimiento de nuevas puntas en las raíces viejas. Este proceso es similar a la poda de las ramas que estimula el desarrollo de brotes de la madera vieja.

Puesto que el cepellón se ha reducido bastante, es aconsejable podar la copa proporcionalmente. Para hacer esto correctamente, es necesario conocer a conciencia las reacciones de la especie. Los árboles caducos tienen una reacción totalmente diferente a la de las coníferas.

Un árbol caduco por lo general brotará de la madera vieja si las ramas se han podado mucho. Lo mismo se puede decir de las raíces.

Con las coníferas resulta mucho más difícil. No pueden brotar tan fácilmente de la madera vieja, especialmente si no se dejan agujas de modo que el árbol pueda seguir alimentándose. Esto significa que si se realizara una poda intensa sobre una conífera, moriría (para un árbol caduco sería incluso conveniente y lo mantendría sano).

Por esta razón, no es aconsejable podar demasiado una conífera si sus raíces se han manipulado mucho.

Una vez que se haya restituido la vitalidad del árbol, se puede podar poco a poco según lo previsto para su desarrollo como bonsái. Tratar de "equilibrar" la copa y las raíces del árbol, como se recomienda a menudo, no tiene sentido. El árbol sabe mucho mejor lo que tiene que hacer. Incluso recolectores japoneses han tenido la misma experiencia. Después de desenterrar un junípero, dejan las ramas y agujas intactas. Un año después, pueden podar ramas largas.


Esto es un Pinus mugo con mucho potencial. Por desgracia, crece en un entorno forestal, en terreno muy rocoso y arenoso. Será extremadamente difícil conseguir suficientes raíces al tratar de sacarlo de inmediato. La adecuada preparación de más de un par de años es la clave aquí.

Lógicamente, una vez que se cava la zanja, hay que rellenarla de nuevo. Para ello, utilizar buen sustrato estimula el crecimiento de las raíces. El método descrito aquí es básicamente un acodo de las raíces más fuertes. En el acodo, es especialmente importante que las nuevas raíces puedan estar rodeadas de sustrato que pueda retener agua, pero que también pueda drenar bien para que el oxígeno necesario pueda llegar a las raíces. Sustrato con estas características es muy difícil de encontrar en la mayoría de los lugares donde hayas encontrado material interesante, precisamente porque los árboles son interesantes debido a encontrarse en suelo pobre. Cualquiera que quiera hacerlo particularmente bien tendrá que llevarse sustrato con las mismas características del sustrato adecuado para bonsái, de acuerdo a la especie de que se trate.

Dan Robinson ha tenido éxitos espectaculares en la recolección de juníperos y pinos que fueron considerados irrecuperables en el semidesierto de las Montañas Rocosas. Sus raíces estaban creciendo en grava extremadamente seca y eran demasiado largas. Dan cortaba todas las raíces grandes de un lado de la planta y le ataba una bolsa de plástico perforada rellena de mezcla de sustrato similar a la utilizada habitualmente para cubrir acodos alrededor de las áreas de corte. Él mantenía la bolsa de plástico generalmente húmeda y, después de un tiempo, aplicaba el mismo procedimiento al otro lado del árbol. Después de este proceso, se podía llevar a casa el árbol sin preocuparse, y con un gran número de nuevas raíces finas.

Se encuentran a menudo árboles que, debido a la caída de sus propias hojas o agujas, han creado al cabo del tiempo su propio compost directamente debajo de la copa. Es una buena idea recoger este suelo blando con mucho cuidado y rellenar la zanja con él. Esto también obtendrá el efecto secundario de descubrir el principio del nebari. Por otra parte, esto es importante para el reconocimiento de las posibilidades en el futuro diseño y, por otro lado, puesto que en general la estructura de la corteza del tronco y de la parte del tronco que se encuentra enterrada por mucho tiempo son muy diferentes, permitirá descubrir el tronco al principio del proceso.

Para que se pueda obtener una base del tronco natural, la estructura de la corteza debe ser idéntica. La corteza se vuelve muy áspera debido a las influencias atmosféricas y estas condiciones atmosféricas no han afectado a la parte que está enterrada. Sin embargo, hay que procurar no dejar las raíces finas del nebari descubiertas en superficie. Si la capa superior de tierra fue eliminada, probablemente morirían.

Después de rellanar la zanja, el árbol debe ser podado. Pero las ramas no deben ser podadas indiscriminadamente. En ese momento, debes tener una idea bastante clara del futuro diseño y deberías eliminar sólo las ramas que estés seguro que no se van a utilizar para el concepto de diseño que tengas. En el caso de las coníferas, es aconsejable no podar demasiado cerca del tronco y dejar un tramo suficientemente largo de la rama podada para que, si fuera necesario, se pueda diseñar en el futuro como un jin. Siempre habrá tiempo para cortarla por completo más adelante. Para Juniperus sp. y Picea sp., poda con cuidado, puesto que no deben perder más del 25 % de la copa de una vez.

Lógicamente, estos preparativos sólo se pueden hacer en ciertas épocas del año. Para los árboles caducifolios y coníferas, el mejor momento es en general a comienzos de primavera. Justo cuando los brotes estén empezando a abrirse, es decir, durante un tiempo limitado a unos pocos días, es lo más seguro. El momento exacto varía según el tipo de árbol y también, en gran medida, del clima y microclima. Lo único que falta es que los aficionados al bonsái se familiaricen con el árbol y "piensen como él".

En Europa central, el mejor momento para recolectar árboles es entre finales de marzo y finales de abril; en los Alpes y el norte de Europa, el mejor momento puede extenderse hasta mayo o incluso junio. Para las coníferas un buen momento para la preparación es el final del período de crecimiento (después de la formación de las yemas para el año siguiente). Pero como ya he dicho, el tiempo exacto depende del tipo de árbol y el clima. En Europa central, es entre finales de agosto y finales de septiembre. En el caso particular del enebro (J. communis) y el abeto (P. abies) es mejor recolectar al final del verano ya que experimentan un fuerte crecimiento de las raíces en otoño.

De esta forma pueden sobrevivir a la estación fría mucho mejor y en primavera tendrán varias semanas de tiempo para seguir creciendo antes de que comience la estación cálida. Este es justo el momento en que se puede quitar la tierra en las montañas. En su caso, puede ser conveniente recolectarlos en primavera o principios del verano, ya que en esa estación, puedes ver si tienen buena salud. Los árboles sanos se pueden marcar para ser recolectados en otoño.

A veces, al volver muchos años después, es imposible encontrar un árbol en un terreno escarpado. Con el fin de encontrarlo, es conveniente recordar alguna roca llamativa o un árbol grande. La memoria visual es una gran ventaja. Un mapa marcado no es un lujo. Incluso se pueden utilizar receptores GPS.

Una vez que el árbol ha sido preparado, debe ser dejado en paz durante el mayor tiempo posible entre la preparación y la recolección, por lo menos un período de crecimiento activo y, mejor aún, de dos a cuatro de ellos. Pero los aficionados al bonsái deben estar preparados para encontrar un hueco el día en que van a recolectar el árbol que se ha preparado. Y esto también forma parte de la ética de la recolección; se debe respetar el trabajo de los demás y un árbol que sea evidente que haya sido preparado no se debe sacar del suelo, aunque sea un ejemplar muy bueno. Normalmente los aficionados al bonsái son honestos.

A veces puedes encontrar un árbol fantástico, pero que es imposible de recolectar. En casos como éste, se debe considerar la posibilidad del acodo. Esto funciona, por ejemplo con juníperos incluyendo los muy viejos.

Durante la búsqueda y recolección, siempre vale la pena llevar una cámara. Una fotografía del lugar siempre tendrá un valor incalculable si el árbol se ha convertido en un árbol solitario diez años después. Además, una fotografía del árbol puede hacer aumentar tu colección, si no es posible recolectarlo.


Excavación del árbol

Ya sea porque el árbol se preparó mucho tiempo antes, o porque el árbol tiene un buen cepellón natural, llegará el momento de sacarlo del suelo si quieres convertirlo en bonsái algún día. Para ello es esencial que ese momento sea en el tiempo adecuado.


Una vez que ha llegado el momento, el aficionado al bonsái experto habrá preparado uno o más contenedores de gran tamaño. Tendrá que colocar una rejilla sobre los agujeros, mezclar gran cantidad de sustrato con buen drenaje y, en poco tiempo, habrá preparado adecuadamente toda el área de trabajo.

Si no se ha hecho ya, este es el momento para podar todo lo que estés seguro que no vas a necesitar en el diseño del nuevo bonsái. Si no obstante, no se ha decidido definitivamente, es mejor detenerse un momento a pensar lo que se va a hacer.

La probabilidad de supervivencia del árbol será mayor si, poco antes de sacarlo del suelo, ha caído una lluvia intensa. Así, el árbol habrá absorbido una gran cantidad de agua y será capaz de resistir mejor el estrés. Por supuesto, esto no significa necesariamente que el día en que vayas a realizar la operación tenga que estar lloviendo a cántaros.

Durante las siguientes semanas, sería mejor si el clima donde vas a buscar el árbol fuera apacible. Las altas temperaturas sin lluvia son como veneno para la mayoría de los árboles, incluso para los que no hayan sido recolectados recientemente. Si hay arcilla, malas hierbas, piedras u otros materiales en la parte superior del cepellón, habría que quitarlo con mucho cuidado.

Con una pala afilada, intenta eliminar la mayor parte posible de cepellón, aunque si el cepellón es muy pedregoso, puede ser mejor trabajar muy cuidadosamente con un pico fuerte. El cepellón debería tener un diámetro de al menos siete u ocho veces el espesor del tronco. Eso significa que si el tronco tiene un diámetro de 5 cm, tendrás que marcar un círculo con un diámetro de al menos 35 cm.

La profundidad depende del terreno y tipo de árbol. Por seguridad y en caso de duda, es mejor cavar muy profundo, por lo menos tres veces la anchura del árbol. No sería la primera vez que, después de eliminar un árbol del suelo, se encuentra que las raíces principales estaban mucho más profundas de lo esperado. Lo que parecían ser las raíces del árbol pueden resultar ser las raíces de pequeños arbustos cercanos.

También es aconsejable comprobar la posición de las raíces antes de sacar el árbol del suelo. Para ello, aclara la base del tronco, sujeta firmemente el árbol por el tronco y muévelo con cuidado. Con un poco de experiencia es posible determinar en qué dirección crecen las raíces principales.

En zonas húmedas, por lo general crecen hacia el lado que recibe sol y en las zonas áridas hacia el lado sombreado. Muchas veces, será necesario quitar una masa de raíces laterales, si las raíces principales tienen una fuerte tendencia hacia un lado.

También puede suceder que las raíces que se encuentren sean tan gruesas que no sea posible cortarlas limpiamente con la pala. Para ello, habría que tener a mano tijeras de podar ramas gruesas para hacer cortes limpios en las ramas o las raíces de hasta 6 cm de espesor.

La mayoría de los árboles tienen una raíz principal que penetra en el suelo verticalmente, casi exactamente debajo del tronco. Es esencial, aunque difícil, cortarla con mucho cuidado. Para ello, la pala se introduce a cierta distancia, a cierta profundidad, debajo del árbol. Si esto no funciona, también es posible trabajar por debajo del árbol con podadora de ramas. Para los árboles muy grandes, eventualmente puede ser necesario sacarlos con una polea anclada a otro árbol. En cualquier caso, estas tareas deben realizarse con mucho cuidado para no dañar las raíces pequeñas. No es tan importante como se piensa con frecuencia, que el cepellón permanezca intacto. De hecho, lo más probable es que, finalmente al sacar el árbol del suelo, se deshaga. Es mucho más importante mantener la mayor cantidad posible de raíces finas. Tengo a menudo buenos resultados sacudiendo el cepellón con mucho cuidado inmediatamente después de sacarlo del suelo. Evidentemente, siempre debes recordar que debemos mantener una gran cantidad de tierra fina, para que el árbol pueda mantener sus micorrizas.
Si es posible, no deberíamos intentar sacar el árbol del hoyo tirando hacia arriba, sino tirando de él hacia un lado, colocar un trapo debajo y luego hacer palanca sobre el trapo hacia un lado. Entonces será posible alcanzar por debajo del árbol desde el lado opuesto y tirar del trapo. Luego, ata el trapo hasta que puedas sacar el árbol del hoyo. Evidentemente, si el cepellón es verdaderamente compacto, puedes sacarlo directamente del hoyo y luego envolverlo.

Los árboles de tamaño mediano o pequeño se pueden poner en bolsas de plástico. Para árboles grandes, posiblemente sería mejor bolsas de basura de plástico negro, puesto que se pueden cerrar muy bien y mantienen la humedad durante mucho tiempo. Si quieres hacer las cosas correctamente, debe llevar musgo para fijarlo alrededor de las raíces, aunque se puede sustituir por papel de periódico húmedo.

A veces se encuentra un buen árbol, pero no es posible transportarlo de inmediato. Envolviendo el cepellón con musgo húmedo y dejándolo a la sombra, puedes dejarlo de esta manera durante varios días sin ningún problema. En cualquier caso, es importante que, durante el transporte, a menudo largo y difícil hasta el coche, no dañes las raíces finas y, sobre todo, que no se sequen. Algunos cepellones se deshacen, dañando muchas raíces debido a la vibración durante el transporte. Por esta razón, con frecuencia es aconsejable eliminar la tierra del cepellón con mucho cuidado antes de transportarlo.

Sin embargo, en el caso de los juníperos y pinos, esto debería evitarse en la medida de lo posible, ya que estas especies dependen mucho de que las raíces mantengan la tierra original del lugar donde se encontraron con sus propias micorrizas. Si el camino por recorrer es muy largo, se debe llevar bastante agua para beber.

En general, los árboles que se encuentran son mucho más grandes y voluminosos de lo que pretendes. Al transplantarlos, es conveniente podarlos en mayor o menor medida. Si haces esta tarea antes de transportarlo, te resultará más fácil la operación.

Una vez fuera del suelo, será mucho más fácil comprobar si se ha podado todo lo que no va a necesitarse; ahora puedes ver el árbol con mucho mayor detalle (incluyendo el inicio del cepellón) y es mucho más fácil tener una idea de las posibilidades de diseño.

El aficionado experto determinará el diseño básico allí mismo y podará lo que no vaya a formar parte de dicho diseño.

Pero, mucho cuidado con las coníferas. Los pinos, abetos y, aunque en menor medida, alerces y juníperos sufren mucho si se podan demasiado. Su metabolismo estará tan confuso que luego tendrán grandes dificultades en su desarrollo o incluso podrían morir a pesar de tener un cepellón fino. Puedes atar una copa excesivamente voluminosa con la cuerda que te aconsejé traer al comienzo del artículo, aunque se puede sustituir por cinta adhesiva de embalar.

Los mejores resultados se obtienen con los árboles que no se tienen que excavar demasiado, es decir, aquellos que tienen sus raíces en una grieta o sobre una roca y sólo hay que desprenderlos. Quizás será necesario cortar algunas raíces con las tijeras o incluso una sierra. Estos cuasi-bonsái que han tenido que sobrevivir la mayor parte de su tiempo con muy poco espacio para sus raíces, pueden trasplantarse directamente en una maceta y, después de una temporada de crecimiento, ya es posible empezar a diseñarlos.

Si tienes la suerte de conocer un lugar donde se puedan recolectar los árboles de las rocas, ve equipado con las herramientas necesarias. Es muy útil disponer de un pico grande y sólido. También es muy útil llevar una palanca y un martillo pesado. Quizás tendrás que trabajar con poleas. Una sierra de cinta especial que pueda colocarse alrededor de una raíz para cortarla, incluso en posiciones difíciles, resulta un tesoro.


Este Pinus mugo se encuentra justo encima de una gran roca.


Esta es la mejor situación para un material excepcional con muchísima probabilidad de supervivencia.


Debería ser posible recolectarlo con un cepellón denso. Pero aquí se puede ver que son necesarios esfuerzos adicionales para algunos árboles grandes.


Después de cortar las raíces del árbol y la reducción del follaje, se utiliza una herramienta para extraerlo de la roca.




Plantación

El árbol recientemente extraído debe transportarse y darle los cuidados necesarios lo más pronto posible. Por esa razón, no tiene sentido convertir las vacaciones en una especie de safari en busca de un árbol para recolectar porque el árbol sacado del suelo que no reciba la atención necesaria, no es probable que sobreviva en el maletero de un coche.

Una vez en casa, lo mejor que puedes hacer es poner el árbol en una cuba de agua de gran tamaño. Al día siguiente el árbol estará muy húmedo y el aficionado habrá recuperado las fuerzas y estará con ganas de trabajar.

El recolector experto de bonsáis habrá determinado antes de llegar a casa lo que va a hacer con el árbol. Para la mayoría de los árboles recién recolectados, la mejor opción es colocarlos en una caja de madera que cumpla las funciones de contenedor y permita que el árbol se recupere del tratamiento traumático que ha sufrido. Para conseguir eso:

· Debe ser fácilmente accesible y no debe presentar problemas de riego.
· La mezcla de sustrato que se utilice debe ser permeable y capaz de retener el agua. Dado el caso, su composición se debería mejorar mediante la adición de arena gruesa y turba. Mejor que la turba es el humus de corteza. En realidad, se podría preparar una mezcla similar a la que se usaría en una maceta de bonsái: una mezcla de arena gruesa, turba y humus. Un poco más gruesa de la que se utilizaría para un árbol en proceso de formación, con buen drenaje, para evitar la pudrición de las raíces.
· La localización debe estar protegida del viento. Una valla sería lo ideal, algún tipo de pantalla, etc. situada en la dirección de donde sople el viento predominante.
· Coloque el conjunto en un lugar con sombra o semisombra, con el fin de completar la protección de los árboles.

Antes de plantarlo, aprovecha una última oportunidad para analizar el cepellón. Todas las raíces que estén claramente muertas deben ser eliminadas. Las raíces vivas, delgadas y largas, siempre se debe dejar incluso aunque hayan dado varias vueltas en el cepellón. Estas raíces alimentarán al árbol y aseguran su subsistencia. Los cortes que no sean limpios y las partes rotas se repasarán otra vez con las tijeras de poda muy fuertes ya que un corte liso facilitará el crecimiento de nuevas raíces y la formación del callo.

La zona cortada siempre debe estar dirigida hacia abajo. Nunca sabes si alguna parte de la raíz algún día la sacarás a la superficie de la maceta. Una raíz con un corte áspero no quedará muy bien. Además, las nuevas raíces siempre crecen hacia abajo.


Al trabajar con las raíces, nunca consideres si el cepellón encajará o no en una maceta puesto que no es el problema principal. En primer lugar debes conseguir que el árbol sobreviva y por ello es probable que sea demasiado grande para cualquier maceta. Después de dos períodos de crecimiento en la caja de madera, serás capaz de extraer de nuevo el árbol y podar el cepellón con más severidad. A menudo será mejor plantarlo de nuevo en el mismo lugar y dejarlo durante uno o dos años más antes de podar el cepellón de nuevo para obtener el tamaño adecuado para la maceta definitiva. No cortes las raíces gruesas ya que estas raíces tendrán importancia para el árbol según su diámetro. Siempre es mejor pensar en el método de poda incorporando en ella la formación. Siempre existe la posibilidad de acodar.

Nick Lenz, que durante muchos años ha estado trabajando con árboles autóctonos en el este de Estados Unidos, piensa que más del 50 % de todos los árboles recolectados no mueren porque el cepellón sea demasiado débil, sino principalmente debido a los parásitos que se ha traído con ellos.

El árbol, habiéndose debilitado debido al trasplante, no es capaz de activar sus defensas naturales. Por lo tanto, por prevención, Lenz recomienda someter los árboles recolectados recientemente a un tratamiento con insecticidas y fungicidas.

Él incluso llega a poner los árboles en una bolsa grande de plástico para que el aire se contamine y mate los últimos parásitos, al mismo tiempo manteniendo niveles muy elevados de humedad en el aire. Los árboles son sometidos a este tratamiento en el mismo lugar donde fueron encontrados, para que los parásitos no lleguen a infectar a toda la colección de bonsáis.

Haz un hoyo con una pala para poner el árbol en el sustrato de la caja de madera. El hoyo debe ser un poco más grande que el cepellón. El árbol se coloca en el centro, con la ayuda de otra persona, si es necesario, para sostenerlo. Si el árbol es demasiado grande y, debido a la forma del cepellón, parece que no va a quedar muy firme, es aconsejable antes de cerrar el hoyo introducir un palo fuerte para que el árbol, posteriormente se pueda fijar.

El sustrato se coloca generalmente sobre el hoyo. Nunca se debe apisonar, ya que dificultaría el posterior suministro de aire y, también, rompería algunas de las raíces finas. A continuación, se tiene que "embarrar" el cepellón. Esto significa que se debe regar con especial intensidad para que así el sustrato se distribuya bien entre las raíces, asegurando al árbol en su posición. Ahora se puede proceder a regar el árbol, añadiendo al agua una hormona de crecimiento, tal como la vitamina B2 o Super Thrive. Algunos autores (Peter Adams, por ejemplo) explican que, antes de plantar el cepellón, lo dejan una noche entera en un recipiente de agua a la que ha añadido una hormona de crecimiento. No pasará nada si, al principio, el nivel del suelo es más alto alrededor del tronco que en el resto de la caja. Con el tiempo, se nivelará.

Si la caja de madera está a pleno sol, la copa se puede cubrir con una malla de sombreo que puede encontrarse en varias densidades en las tiendas de jardinería especializadas. La malla evita la deshidratación, puesto que refleja más del 50 % de los rayos solares. Además, esta malla permitirá la creación de un microclima húmedo que será beneficioso para el árbol durante las primeras semanas. También se puede rociar con protección anti-evaporación, como se hace en invernaderos cuando se transplantan coníferas valiosas. La protección anti-evaporación es un líquido que se mezcla con agua y se aplica a las agujas con un pulverizador. Esta sustancia crea una fina capa de cera que no es impermeable, pero que reduce la evaporación notablemente, dependiendo de la concentración. La película es resistente a la lluvia, pero desaparece por sí sola al cabo de unas semanas.


Como se ha dicho, el contenedor puede ser una caja de madera, pero también una cuba de plástico grande, un barreño de plástico o una maceta extra grande de bonsái si tienes una disponible (lo que sería infrecuente). Lógicamente, todos estos recipientes deberán tener uno o varios agujeros de drenaje, esto último mucho más conveniente. Algunos profesionales insisten en que es esencial tener el sustrato esterilizado.

El cepellón no tiene que ser cortado a medida del contenedor, se debe encontrar un contenedor al que se ajuste el cepellón. Es preferible tener el árbol ajustado exactamente al contenedor. No es bueno si el recipiente es demasiado grande porque la excesiva humedad que se acumule en el suelo podría causar que las raíces se pudran. El contenedor debe ser lo suficientemente fuerte para soportar el peso del árbol, que generalmente son grandes y pesados, junto con el sustrato. También hay que tener en cuenta que casi con toda seguridad se tendrá que mover todo en los próximos meses, así que para árboles muy grandes es recomendable que el contenedor tenga asas.

Como se ha dicho, la mezcla que uses ahora será más permeable que el sustrato que se utilizará posteriormente como sustrato de bonsái.

Se han obtenido buenos resultados con una mezcla de 40 % de arena gruesa, 30 % akadama y 30 % humus compostado de corteza. La pómice ha demostrado ser muy eficaz como sustrato de la parte inferior de los recipientes de gran tamaño. Tiene características similares a las de la akadama o gránulos de lava, pero es más ligera. Muchos aficionados evitan el uso de sustratos viejos por temor a las bacterias y los restos de fertilizantes. Sin embargo, es recomendable agregar tierra de árboles sanos a fin de incluir las micorrizas.

Inmediatamente después de plantar el árbol, el sustrato tiene que ser regado a fondo. Luego sólo tiene que mantenerse relativamente húmedo para que las raíces estimulen su crecimiento. Por el contrario, la copa tiene que ser rociada con agua diariamente para mantenerla siempre húmeda. En ningún caso se debe aplicar fertilizante antes de que el árbol muestre claros signos de crecimiento.

El recipiente debe ser colocado en un lugar a la sombra, si es posible, lejos de corrientes de aire. Ahí debe permanecer hasta que el árbol muestre signos claros de haber arraigado. Luego se debe colocar en semisombra y, posteriormente, al sol. Es importante, justo después de la recolección, proteger el árbol de las heladas o vientos desecantes. Para ello, lo ideal es mantenerlo en un invernadero frío durante el primer año. Para los árboles de gran valor, se puede incluso instalar un sistema de calefacción en el suelo, que se puede encontrar en tiendas especializadas en accesorios para invernaderos. Parece que en Japón incluso instalan boquillas pequeñas en el suelo, bajo las raíces, que regularmente emana vapor caliente en las raíces frías.

Serge Clemence ha desarrollado un método con el que ha conseguido que incluso los árboles con raíces pobres arraiguen. Lleva una mochila llena de musgo Sphagnum hasta el lugar donde encuentra el árbol. Inmediatamente después de desenterrarlo, envuelve el cepellón con el musgo y lo ata.

Una vez que llega a casa, coloca el árbol en un recipiente apropiado y añade el sustrato a su alrededor. Dice que el éxito es sorprendente. Después de un período de crecimiento, el musgo está lleno de raíces finas. Incluso árboles con raíces fibrosas recolectados en grietas de rocas, han arraigado de esta manera. Con este método también sería posible plantar árboles en suelo en el exterior. Nick Lenz ha desarrollado un método para conseguir enraizar alerces fácilmente con musgo Sphagnum. Descubrió que los acodos sólo funcionaban bien con musgo Sphagnum vivo y cree que esto es causado por algunas hormonas. Lógicamente, este hecho sería un gran apoyo al método de Serge Clemence.

Espera por lo menos un período de crecimiento antes de comenzar a dar forma al árbol. Es importante dejar claro que se trata de períodos de crecimiento y no de meses. Si recolectas un árbol en otoño y lo plantas de inmediato en una caja de madera, puede arraigar en ese otoño, pero hay que esperar hasta que definitivamente haya prendido en la próxima primavera o verano antes de comenzar los preparativos para diseñarlo.

Si un árbol fue extraído en primavera, posiblemente las primeras tareas de diseño pueden comenzar en otoño, si ha disfrutado de un verano "coronado de éxitos".

Número de periodos de crecimiento desde árbol recolectado a bonsái

Conífera vieja
Conífera joven
Caducifolio viejo
Caducifolio joven
Raíces
Buenas
Malas
Buenas
Malas
Buenas
Malas
Buenas
Malas
Preparación
0-2
2-4
0-1
1-2
0-2
2-3
0
1
Caja grande
2-3
2-5
1-2
2-3
2-3
2-5
0
1
Contenedor vivero
1-2
2-3
1
1-2
1-2
2
1
1
Comienzo de diseño
3-7
6-12
2-4
4-7
3-7
6-7
1
3
Diseño
5-10
5-10
3-5
3-5
5-7
5-7
3-4
3-4
Bonsái
8-17
11-22
5-9
7-12
8-14
11-14
4-5
6-7

Esta tabla muestra el calendario de un árbol recolectado hasta convertirse en bonsái.

Por ejemplo, para una conífera vieja (más de 50 años) con un buen cepellón, pueden ser necesarios entre 3 y 7 periodos de crecimiento antes de poder empezar a darle forma, mientras que el diseño propiamente dicho puede durar entre 5 y 10 periodos. Desde el momento que se encuentra un árbol hasta el día en que se pueda llamar bonsái, pasan entre 8 y 17 periodos o, de hecho, años. Si las raíces no estaban en condiciones ideales al principio, el proceso completo puede tardar de 11 a 22 periodos de crecimiento. Es evidente que el diseño continúa a lo largo de muchos años.